Friday, October 31, 2014

Unas palabras para los padres que luchan

Por Gonzalo A. Luengo O.

Cualquiera que me ve o me conoce sabe que yo no bebo alcohol, no fumo, que soy responsable, tradicional en muchas cosas, trato de ser puntual, que me enojo por ser idealista, que tengo claro quién soy y que hago lo que quiero. No tienen para qué ofrecerme nada. ¿Por qué nunca en mi vida me han ofrecido drogas, por ejemplo? Porque se sabe que no me interesa, de presencia. Porque soy libre. ¿A dónde voy? A que mucha gente tiene miedo de que sus hijos sean libres. Hay personas que me aprecian por quién soy, porque soy profesor, leo libros e investigo, colecciono estampillas, hago genealogía... y yo soy así porque soy libre. Y hasta me ven como un buen ejemplo para sus hijos. Hay mucha gente, sobre todo religiosa, que sencillamente tiene repulsión a la libertad, porque la libertad crea diversidad. ¿Tanto miedo tienen que sus hijos sean tal como son que tienen que mentirles o hacer que piensen que hay un solo camino correcto, yendo en contra incluso del principio de libre albedrío? ¿De qué tienen miedo? ¿Temen que sus hijos no sean como yo o como tal o cual persona? El mundo es diverso, cada uno es como es o como alguien quiere que sea, ¿ustedes quieren que sus hijos no sean como son? ¿Tanto miedo y asco le tienen al mismo mundo que los acoge a ustedes mismos? ¿Usted cree que está en una lucha, peleando contra el mundo, y teme que su hijo no pelee de su lado? ¿Tan mal piensa de su hijo que cree que por él mismo no podrá concebir una vida decente y por eso le impone tantas reglas y distancia de otros seres humanos? ¿Tan débil es usted mismo que teme no poder darle un buen ejemplo a su hijo? Tal vez usted no es libre. Tal vez toda su vida está edificada sobre arena, la arena de una religión, la arena de pensar que por tener ciertas cosas materiales usted vivirá mejor. La arena de sus miedos. ¿Y tan egocéntrico es usted que quiere que su hijo piense igual? ¿Tanta guerra y mal hay en su percepción de la vida? Pero usted no es nadie para tapar el Sol con un dedo. El mundo fue y seguirá siendo diverso. Su dedo usted lo ha ocupado solamente para presionar y tratar de darle forma a un ser humano que ya tiene forma: su hijo. Lo está deformando, haciéndolo triste. Dejó de inculcarle valores ciudadanos reales y le inculcó miedos, miedo al mundo, a luchar en guerras 'santas'. Usted es un asesino.

Gonzalo A. Luengo O.