Saturday, September 13, 2014

Mi inconsciente: un don nadie mal educado

Por Gonzalo A. Luengo O.
Estoy más molesto que nunca. No es broma. Y escribo esto porque sé que me va a ayudar. Me molesta mi inconsciente. Eso es. En serio. El punto específico es que mis sueños (los que recuerdo al despertar) siempre son lecciones de cómo debo comportarme. Es como si mi inconsciente fuera el consciente, ¿qué se cree esa parte de mi mente? Estoy seguro que a más de alguien le pasa. Si no son sueños extraños que me arruinan el resto del día (e. g. veo el cielo con nubes enormes en formas diabólicas en medio de prados magníficos al atardecer, cosa que me agobia), son sueños que me dicen lo que 'me conviene' y cómo hacer algo en lo que ya sé y opté. La gota que rebasó el vaso fue hace dos o tres noches, en que en la forma de una sobrina lejana (que conscientemente no veo mucho) mi inconsciente se atrevió a interrumpirme y decir una mentira de mí ante un grupo de personas con las que estábamos: ella (que no era ella, era mi inconsciente personificado) se presentó ante este grupo de gente -que yo no reconocía a simple vista- como mi novia, solo para que ese grupo de gente no cuestionara el hecho de que yo no tuviese novia -¿puede haber algo más ridículo?-. No sé si en realidad logré hacerlo en medio del mismo sueño, pero estoy casi seguro que sí: delante de todos le contesté que ella no era mi novia, que no no tenía novia y que por qué debía estar pasando por esa situación tan inútil. Un atrevimiento a mi honestidad. Detesto la mentira. Cuando pueda debo recordar, en medio de un sueño así, enfrentar a mi inconsciente y ponerlo en su lugar. Hablo bien en serio, encuentro el colmo tener dentro de mí mismo una parte tan grosera y sin respeto que no debería opinar, sino preocuparse de otras cosas que no tengan que ver con lo que yo he decidido. Encima soy YO. Me da rabia, no hallo la hora en enfrentar en medio de un sueño al grosero y tomado-del-codo inconsciente, reiterándole lo que es y sabe: es YO y debe estar para ayudarme a fortalecerme, dándome sueños que me calmen en el descanso y no intentar 'cuidarme' y ni menos interrumpirme porque eso no le corresponde, porque por algo está detrás y no adelante. Es que fue atroz, yo hablaba con esas personas y el grosero se levanta de una silla, me interrumpe y dice una mentira de mí. Qué asco. Acá el timón lo llevo yo, mis ideas son el mascarón de proa y el insconsciente debe estar en la cocina lavando los platos.
Gonzalo A. Luengo O.