Por Gonzalo A. Luengo O.
Así como existen monumentos, también deberían existir anti-monumentos, para no olvidar todo lo malo que muchos nos dejaron y así evitarlo: quisiera saber quiénes fueron los malditos viejos diablos enfermos que le hicieron creer a la gente que la sexualidad debe ser algo oculto, identificar a los que hicieron creer a tantos que los pueblos originarios de América no tenían alma, saber quiénes promovieron la esclavitud y hacerles un gigante anti-monumento para que sepamos lo que es malo, lo que nos hace menos humanos y temer a la verdad y al amor.
Gonzalo A. Luengo O.