Thursday, December 18, 2014

La gente negligente: asesinos de pobres

Por Gonzalo A. Luengo O.
Es cierto, uno debe saber valerse por sí mismo, tener algo que nos ocupe y disfrutemos, para ser libres. ¿Pero qué nos hace humanos? Estar juntos, hacer comunidad, amar al prójimo. Todo cobra sentido ahí, los discursos de Luther King, las acciones de luchadores sociales, etc. Ahí hay vida, así se vive: juntos. Pero ahí mismo es cuando surge gente negligente, la muerte: te dan un abrazo, te acogen, te ilusionan. Y, de pronto, te das cuenta que esa gente no está, que desaparece. Porque la sociedad y el amor se construyen juntos y esta gente no pone de su parte, haciendo que el otro complete solo todo. Mal. Es gente pobre, su amor no es suficiente. Y el error de ellos es no haber sido responsables al verse a sí mismos y saber que no podían dar más. Esa gente es un peligro público, son una torpe ambulancia que te lleva a un hospital para que mueras en la sala de espera. Son negligentes. Por eso vale más la pena esa gente que te bloquea de partida, que no te ilusiona (aunque pueden ser peores al no hacer vida y evadirla). La gente negligente se muestra completa, se sabe cómo han salido adelante, son resilientes, etc. Pero eso solo alcanza para ellos. Y lo que dan, es un mero espejismo. Así, matan, matan al pobre que es menos que ellos. Son el mal comerciante de amistad, son los reptiles más sucios e irresponsables. Son gente que mata porque te dejan morir solo en la sala de espera a la que te llevaron. Son los estafadores más grandes, tan estafadores que sin darse cuenta, estafan y matan. Les es natural. Viven para sí mismos envueltos en una mafia que te engatusa con un amor falso. Son un ancla que no se amarró al barco. Asesinos. Parte del ejército de la gente a medias.
(Para leer más sobre la gente a medias, vayan a http://rbb.cl/a3xn).
Gonzalo A. Luengo O.